Así he llamado a esta tarta, pues es el mensaje que quiere transmitir. Una florista estupenda a la que solemos ir (cuando la ocasión lo requiere) quería hacerle un regalito a su hija menor que este año acaba la E.G.B. Y como suele ocurrir, el fin de curso tiene aroma a despedida, pues aunque te vuelvas a reencontrar en el instituto, las cosas ya nunca son igual que antes. De ahí que se quisiera hacer hincapié en el hecho de que la amistad no tiene por qué acabar... ¿qué hay más bonito que eso?
Tras tanta niña, tanta sabanita y tanto cojín se esconde un brownie de chocolate negro relleno de ganache de chocolate blanco.
3 comentarios:
Es genial! Me encantan tus tartas-cama, te quedan genial! Y qué decir del papel del soporte... es sencillamente fantástico!!! Te felicito por tener tan buen gusto.
ésta es impresionante, bravo!!!
Aix, será que le he pillado el gustillo a esto de hacer camitas? Je je je... Pues será cuestión de pasarme por Ikea y empezar a cambiar el modelo de la cama por alguno más actualizado, verdad?
Lo mejor de todo es hacer las sabanitas arrugadas... qué bien me lo paso!!!
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