

Y es que cuando uno es exigente con su trabajo, no le importa hacer lo que haga falta con tal de cumplir su objetivo. Y esta es la idea que se quiere plasmar en esta tarta. Un fotógrafo en una posición un poco incómoda para conseguir la mejor fotografía de los novios se arriesga a acercarse a un estanque de cocodrilos, con tal mala pata que le acaba pegando un bocado en el trasero. Uno no puede ser tan exigente o sino, por lo menos, tomar las medidas de seguridad necesarias.
La base es un bizcocho de naranja relleno de ganache de chocolate negro: una combinación muy rica.
2 comentarios:
Has captado lo peligroso de mi oficio...felicidades por tu trabajo y buen humor..
Ja ja ja... No puedo decir que no me acordara de vosotros cuando hacía la tarta... os ganáis el título de acróbata a pulso.
Gracias por dejarme tu comentario!!
Publicar un comentario